jueves, 17 de octubre de 2013

Los diez mandamientos del profesor

1º Priorizarás la AGENDA de tus alumnos por encima de todas las cosas, especialmente por encima de la agenda del centro, del sistema educativo y de la tuya propia.

Este primer mandamiento, hace referencia a la idea de respetar el ritmo de los alumnos sin obsesionarnos con acabar el temario en los tiempos estipulados, ni seguir al pie de la letra los libros.

2º Aprenderás a generar responsabilidad y compromiso en tus alumnos sin dejar de ser asertivo.

Está bien que desde pequeños se les creen responsabilidades pero sin limitar su creatividad.

3º No competirás con el teléfono móvil por la atención de tus alumnos, te aliarás con él.

Hoy en día, las TIC están en todas partes; forman parte de nuestro día a día lo queramos o no. Las nuevas generaciones son nativas digitales, por lo que debemos aprovecharnos de ello y emplear las nuevas tecnologías como una herramienta más de trabajo. Aunque a veces éstas pueden ser una arma de doble filo, por ello hay que educarles en el buen uso de éstas, sin olvidar el resto de herramientas y materiales tradicionales.

4º No te rendirás al no obtener resultados inmediatos cuando intentes fomentar la participación en el aula.

No siempre saldrán las cosas como esperamos; por ello, debemos tener preparadas distintas actividades y estrategias en base a los gustos y ritmos de los alumnos, para lograr una mayor participación e involucración de éstos.

5º Valorarás la autoestima, la motivación, la confianza y otros aspectos emocionales de tus alumnos más que cualquier contenido de tu asignatura.

Debemos crear un ambiente de confianza y cercanía, donde los alumnos se sientan a gusto y tranquilos, donde puedan desarrollar y expresar su personalidad, sintiéndose cómodos consigo mismos y con el resto de sus compañeros. Hay que inculcar a los niños el respeto hacia los demás y la aceptación de aquellos que en principio puedan ser diferentes a ellos.

6º Tu objetivo como profesor ya no es tanto transmitir contenidos, sino parcialmente ayudar a las personas a entrenar habilidades y actitudes.

Los niños pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela; por eso, como maestros y figuras de referente, debemos inculcarles, además de conocimientos, valores que les serán útiles en un futuro. Tenemos que motivarlos y educarlos en el respeto hacia sí mismos y hacia los demás; si potenciamos sus capacidades y les aportamos los recursos que necesiten, podremos obtener cualquier cosa que queramos de ellos.

7º Actualizarás y adaptarás tus herramientas educativas permanentemente.

La sociedad cambia y evoluciona constantemente y a gran velocidad. La escuela es un reflejo de ésta, en ella los niños aprenden aquello que un día llevarán a la práctica; por este motivo, los maestros y profesores deben renovar sus conocimientos y actualizarse constantemente. Un buen maestro debe tener inquietudes, curiosidad y gusto por el saber y el conocimiento.

8º No dejes que el proceso de evaluación normal condicione el proceso de aprendizaje.

Por desgracia, el sistema educativo actual se centra más en los resultados que en el propio aprendizaje. En muchos casos, por no decir la mayoría, es más importante el proceso; aquello que ocurre hasta lograr los aprendizajes. Debemos tener en cuenta otras aptitudes como la constancia, el esfuerzo... que son igual de importantes o más que los resultados.

9º  Serás consciente de que los que haces en el aula es muchísimo más importante que lo que dices.

Al  igual que nosotros, los alumnos no pierden detalle de lo que ocurre a su alrededor; pasan muchas horas a nuestro lado, convirtiéndonos así en un referente. Tenemos la obligación de ser un buen referente, vigilar nuestros movimientos y actuaciones, porque como se suele decir: "Vale más una imagen que mil palabras".

10º Cuanto más te calles tú y más conversaciones e interacción generes entre tus alumnos, mejor.

Las clases no han de ser magistrales, deben ser interactivas, dinámicas, prácticas. Tenemos que generar en los alumnos un espíritu crítico, que sean capaces de confeccionar sus propios pensamientos e intercambiar ideas con sus compañeros. Ellos también nos enseñan cosas a nosotros, nos pueden aportar nuevas ideas y ayudarnos a mejorar nuestra labor docente.

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